María Marta Torres Herrera, Chapala, Jalisco
El reconocido artesano de Chapala, Jalisco. Gilbertho Torres Herrera. Trabajó más de 60 años en la creación de réplicas prehispánicas. Su hija, María Marta Torres Herrera, ha pasado su vida siguiendo sus pasos. Por un tiempo, María dejó de trabajar el barro para cuidar a sus siete hijos, pero luego enviudó en 1978 y comenzó a trabajar nuevamente para mantener a su familia.
Esta familia es reconocida por sus réplicas de culturas antiguas como la olmeca, maya, azteca y tolteca, entre otras. Es objetivo de esta familia mostrar la riqueza que tiene México en su cultura y despertar el amor y orgullo que todo mexicano debe tener por sus raíces y antepasados. Precolombino se refiere al tiempo en las Américas antes del siglo XVI, antes de que Cristóbal Colón llegara en 1492 con la primera ola de colonos e invasores europeos.
El padre de María emigró a otros estados de México a lo largo de su vida debido a la falta de apoyo de las autoridades locales, estatales y federales. Sin embargo, María continúa con su tradición en Chapala, Jalisco. Han vendido obra en el extranjero, en países como Francia, toda Europa y otros lugares del mundo.
Cada pieza es única, hecha a mano, sin usar moldes. La elaboración de las piezas de barro le da a María una forma de expresar su pasión por su oficio y por las culturas que representa, una forma de expresar su ser y sentirse viva. Trabaja sola como creadora y directora, pero cuando sus piezas son muy grandes en cantidad o tamaño, contrata trabajadores para que la ayuden.
El barro que utilizan es de Tonalá. Primero se muele en un polvo muy fino y se cuela para eliminar las impurezas. Luego se agrega agua para convertir la arcilla en un medio viable. Cada pieza se moldea individualmente a mano. Primero, extiende una bola grande de arcilla, una bola más pequeña, cuatro piezas oblongas y luego procede a juntarlas para formar un hombre o una mujer. El tallado y el contorneado completan la forma y luego se deja secar. El último paso antes de la cocción es la aplicación de pigmentos naturales de tierra para añadir color. Una vez formada una pieza, se deja secar de tres a cuatro días antes de cocerla en hornos de ladrillos. Las pinturas se queman en la pieza durante la cocción.
El reconocido artesano de Chapala, Jalisco. Gilbertho Torres Herrera. Trabajó durante más de 60 años creando réplicas prehispánicas. Su hija, María Marta Torres Herrera, ha pasado su vida siguiendo sus pasos. Por un tiempo, María dejó de trabajar el barro para cuidar a sus siete hijos, pero luego enviudó en 1978 y comenzó a trabajar nuevamente para mantener a su familia.
Esta familia es famosa por sus réplicas de culturas antiguas como la olmeca, maya, azteca y tolteca, entre otras. Su objetivo es mostrar la riqueza que tiene México en su cultura, despertar el amor y orgullo que todo mexicano debe tener por sus raíces y antepasados. Precolombino se refiere al tiempo en las Américas antes del siglo XVI, antes de que Cristóbal Colón llegara en 1492 con la primera ola de colonos e invasores europeos.
El padre de María emigró a otros estados de México durante su vida debido a la falta de apoyo de las autoridades locales, estatales y federales. Sin embargo, María continúa con su tradición en Chapala, Jalisco. Han vendido obras en el extranjero por toda Europa y otras partes del mundo.
Cada pieza es única, hecha a mano, no moldeada. La elaboración de las piezas de barro le da a María una forma de expresar su pasión por su oficio y las culturas que representa, una forma de expresar su ser y sentirse vivo. Trabaja sola como creadora y directora, pero cuando sus piezas son muy grandes, ya sea en cantidad o tamaño, contrata trabajadores para que la ayuden.
El barro que utilizan es de Tonalá. Primero se muele hasta obtener un polvo muy fino y se cuela para eliminar las impurezas. Luego se agrega agua para convertir la arcilla en un medio de trabajo. Cada pieza está moldeada individualmente a mano. Primero, hace rodar una bola grande de arcilla, una bola más pequeña, cuatro piezas oblongas y luego procede a juntarlas para formar un hombre o una mujer. El tallado y el contorneado completan la forma y luego se deja secar. El último paso antes de la cocción es la aplicación de pigmentos naturales de tierra para añadir color. Una vez que se ha formado una pieza, se deja secar durante tres o cuatro días antes de cocerla en los hornos de ladrillos. Las pinturas se queman en la pieza durante la cocción.
Carretera Guadalajara- Chapala #3005
Chapala Jalisco
33 1465 7695 casa; 33 1465 7695 WA
artesanías_torres@hotmail. con