Ángel Ortiz Gabriel & Ángel Ortiz Arana Tonalá, Jalisco
El alfarero Ángel Ortiz Gabriel, hombre tenaz y de pocas palabras, trabaja el barro desde los 11 años. Su casa-estudio-taller ubicada en Tonalá, Jalisco, México, es un asunto de familia. No es solo un sustento, es un estilo de vida que se transmite de generación en generación. Su vocación fue aprendida y enseñada por sus abuelos Cruz Gabriel y María Félix Bautista. Ángel también estudió con el famoso Jorge Wilmot, un artesano de renombre internacional que ha sido galardonado con varios reconocimientos. El propio Ángel también ha ganado muchos premios a lo largo de los años tanto a nivel estatal como nacional por trabajar en su oficio. Ángel Ortiz Gabriel ha incursionado en diversas artes pero el barro bruñido es su fuerte.
Su hijo y mejor alumno, Ángel Ortiz Arana, sigue los pasos de su padre. Muchos niños deciden no seguir una vida dedicada a los elementos fundamentales tierra, agua, aire y fuego. El joven Ángel se ha tomado en serio su derecho de nacimiento. Ambos artistas te dirán que su trabajo es una extensión de lo que son. Imágenes de granjeros cosechando maíz o cuidando animales, celebraciones estacionales y fiestas, mujeres amasando tortillas, observaciones de la vida y la muerte son algunos de los temas representados en su cerámica bruñida.
El proceso utilizado por la familia Ortiz consiste en primero seleccionando una arcilla de grado de calidad. Buenas vetas de arcilla blanca y negra se pueden encontrar en el pueblo de Rosario, a pocos kilómetros de Tonalá. La arcilla debe mezclarse en proporciones adecuadas para que sea fuerte y flexible para que pueda resistir la humedad y el calor. La obra de arte se forma a mano y se coloca a la sombra para que se seque hasta que se endurezca. Las pequeñas irregularidades se pulen con una piedra lisa. La cal, similar al barniz, se cepilla sobre la superficie. Sobre éste, se utilizan pinturas en tonos tierra para decorar la pieza, diseños surgidos de su imaginación y memoria. El paso final en el proceso es la cocción a 600 grados C. durante 2 1/2 horas.
Su arte popular, desde utilitario hasta magnífico, revela un trasfondo que se extiende desde antes de la conquista española hasta la actualidad. . Es arte popular lo que el mundo anhela y una tradición que algunos artesanos modernos luchan por mantener.
Pedro Moreno 71A
Tonalá,Jalisco
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