Los peluches de lana hechos a mano por Marcela Hernández Méndez son originarios del pueblo de San Cristóbal de las Casas, en la sierra central de Chiapas, México. Aunque Chiapas cuenta con las tres represas hidroeléctricas más grandes del país, es el estado más pobre de México y la mayoría de los habitantes del estado viven sin electricidad ni agua corriente.

A pesar de esta extrema pobreza, esta zona es rica en cultura indígena, belleza natural y artesanía tradicional. Cada artículo es único y está elaborado con lana natural hilada a mano y esquilada de ovejas locales criadas de forma sostenible. Tejer y bordar textiles es una tradición en esta región que desciende de los antiguos mayas. La mayoría de la ropa tradicional que se usa hoy en Chiapas todavía está hecha de lana.

Obtienen la lana de sus propias ovejas y la limpian, lavan y cardan, luego la hilan y la tiñen. Sólo entonces la lana está lista para ser tejida en un telar de correa trasera y luego se les da forma y relleno a los animales.

El oficio de Marcela nació cuando las tejedoras decidieron fabricar juguetes para sus hijos con los sobrantes de lana que tenían. Les hacían ovejas y burros disecados. Poco después comenzaron a vender los animales y así, las preferencias y sugerencias de los clientes animaron a las tejedoras a hacer diferentes animales como gatos, perros, elefantes, etc. y a utilizar tintes químicos para conseguir colores más atrevidos.

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