Luis Enrique Rodríguez Ribera, nació en Santa María del Río, cuna del rebozo desde 1589, ubicada entre la ciudad de Querétaro y San Luis Potosí en el estado de San Luis Potosí. Luis trabaja como miembro de un taller comunitario. Se le ha enseñado en la preparación del rebozo , al igual que sus padres y todas las generaciones anteriores, desde 1800.

Un rebozo tarda aproximadamente tres meses en terminar de tejerse, pues son muy complicados y laboriosos con 25 pasos diferentes en su creación. Enrique teje rebozos auténticos y únicos. Su talento, dedicación y habilidad se pueden admirar en la pieza terminada. Teje una seda sintética llamada artisela y algodón, ya que la seda natural es más cara y difícil de conseguir.

Enrique relata su tristeza por el hecho de que: cada día esta tradición está más cerca de la extinción, porque la nueva generación no se siente atraída por este trabajo; lo cual requiere tiempo, complejidad en su proceso y los tejedores generalmente no son bien recompensados; simplemente no es un oficio económico. En los mercados ya es difícil encontrar rebozos hechos a mano, los hechos a máquina son más baratos y más rápidos de producir, aunque no resistirán el paso del tiempo como lo hará un rebozo tejido a mano.

Comprar un rebozo de Enrique no solo le proporciona una hermosa obra de arte portátil, sino que también ayuda a Enrique a continuar con su oficio. El valor de estos rebozos no puede medirse únicamente en términos económicos; su valor está en su identidad cultural y tradición.

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