A temprana edad Jacobo ya trabajaba junto a su padre observando y practicando el oficio de tallado en madera. A los 12 años, el padre de Jacobo falleció y la responsabilidad de mantener a su familia recayó sobre sus jóvenes hombros.

Jacobo Ángeles Ojeda es un joven extremadamente talentoso tallador de animales y criaturas de arte popular llamados alebrijes . Sus creaciones talladas a mano con rostros humanos reflejan la creencia náhuatl de que los humanos se transforman en espíritus animales durante la noche. Ha estado en Estados Unidos donde ha expuesto su obra y realizado talleres. La inspiración para una pieza concreta surge de las características de la madera que elige utilizar.

Originalmente recolectaba su madera de copal en las montañas y le gustan especialmente las ramas retorcidas porque ayudan a que la pieza tenga movimiento. Jacobo se enorgullece de crear piezas de arte popular especialmente finas cuya producción a menudo requiere un mes, en parte debido a su delicada pintura y su práctica de secarlas al sol durante un período de tiempo inusualmente largo. Según él, esta es la mejor protección contra una posterior infestación de insectos en la madera.

Una de las especialidades de Jacobo es la pintura utilizando elementos decorativos nativos americanos. Su esposa, María, aprendió a pintar cuando era niña y está perfeccionando sus habilidades aprendiendo la técnica especial de Jacobo. Mantiene viva la costumbre de su familia en parte porque sigue trabajando en la mesa en la que trabajó su padre hace 25 años.

Jacobo aparece en el nuevo libro "Grandes Maestros del Arte Popular Oaxaqueño" publicado por Fomento Cultural Banamex .

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