Feliciana Hernández Bautista proviene de una larga línea de famosos tejedores de rebozos (o chales) que utilizan telares de cintura. Nació y creció en el pueblo "rebozo" de Ahuirán, Michoacán. De pequeña vivió con su abuela, Martina Caballero Romero, quien también es madre de Cecilia Bautista. Cecilia es una gran maestra de Banamex y la organización ahora está trabajando con la familia extendida. Feliciana vivió con su abuela la mayor parte de su juventud. Martina les enseñó a Cecilia y Feliciana a tejer finos rebozos . Actualmente, Feliciana vive con su familia extendida y también ha enseñado a tejer a las mujeres de la casa. Su nuera, Juana Pérez Ramos y su nieta, así como otros miembros de la familia, trabajan juntas. Su nieto, Gilberto (Martin) Nucy Perez, los ayuda con el marketing y el desarrollo de nuevos diseños. También se puede ver trabajando a una de sus pequeñas bisnietas.

Desde muy pequeña, Feliciana le rogó a su abuela que le enseñara a tejer, pero Martina dijo que era demasiado pequeña. Pero la pequeña Feliciana no hizo caso a su abuela y encontró 2 palos e hizo su primer "telar". Cuando su abuela notó su entusiasmo, dejó a la pequeña Feliciana trabajar con hilo acrílico bajo su supervisión y así creó su primer juguete tejido para una muñeca. Su abuela estaba contenta y la animó a hacer su primer rebozo pequeño de algodón alrededor de los 10 años. Pasó a piezas cada vez más grandes hasta completar su primer rebozo de tamaño completo. A los 14 años estaba aprendiendo a atar los flecos a mano y a los 16, le permitieron trabajar con seda real y aprendió a hacer águilas y otros diseños en los flecos. A los 18 años comenzó a aprender a trabajar con las plumas, por las que es famoso el pueblo de Ahuirán.

Feliciana ha seguido transmitiendo la tradición y ha enseñado a su nuera y a otras personas a trabajar con tintes naturales y la técnica de las plumas. La familia ha obtenido numerosos premios entre ellos premios especiales a nivel estatal por sus nuevos diseños como ponchos, capas, chales, etc e interesante combinación de hilos. También han ganado numerosos premios locales y han viajado a Coyoacán, Ciudad de México y otras ciudades para participar en exposiciones. En Coyoacán fueron reconocidos con un premio especial por su trabajo innovador.

Rosa, nieta de Feliciana, afirmó que está eternamente agradecida por la tutela de su abuela. Después de sólo 5 años, ganó su primer "premio especial" a nivel estatal por un nuevo diseño con una doble franja de "flores", un total de 3.000 flores.

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